En Mendoza, el Día del Vino Argentino, Bebida Nacional, es mucho más que una efeméride. Se trata de una jornada que reconoce la importancia histórica, cultural y económica de una actividad que marcó —y sigue marcando— el rumbo de la provincia.
El vino se ha consolidado a partir de hábitos sociales propios de la cultura y la identidad argentinas arraigadas en el ámbito familiar y de la amistad, donde la moderación y el control social se aúnan con el disfrute. El 24 de noviembre del 2010 se firmó el Decreto 1800 que lo declaró bebida nacional de la Argentina, razón por la cual esa fecha se celebra como el Día del vino argentino.
En 2013 se sancionó la Ley Nº 26.870 –Vino Argentino Bebida Nacional, con el propósito de difundir la tradición y las características culturales implicadas en su producción, elaboración y consumo.
El motor de la economía mendocina
La vitivinicultura sostiene una de las cadenas productivas más relevantes de Argentina. Genera miles de puestos de trabajo, impulsa inversiones y consolida exportaciones que crecen año a año.
Mendoza, responsable de más del 70% de la producción nacional, marca el pulso y lidera la escena vitivinícola del país.
Turismo a pleno y bodegas abiertas
El Día del Vino llega con un movimiento turístico sostenido. Las bodegas preparan degustaciones, visitas guiadas, eventos y actividades especiales para mendocinos y visitantes.
El enoturismo, cada vez más fuerte, posiciona a Mendoza como una de las capitales mundiales del vino, combinando calidad, paisaje y experiencias únicas.
Calidad, innovación y futuro
El Malbec sigue siendo la bandera, pero la provincia avanza en nuevas variedades, certificaciones, prácticas sustentables y tecnología que potencian la competitividad global. Mendoza apuesta a modernizar viñedos, diversificar estilos y abrir nuevos mercados.
Una bebida que también es cultura
El vino está presente en la mesa, en las celebraciones, en las vendimias y en la historia de cada departamento de Mendoza. Por eso, cada 24 de noviembre, la provincia celebra con orgullo una bebida que representa tradición, trabajo y futuro.
Un brindis por la tierra donde el vino no solo se produce: se vive.






